Separarse no solo implica cerrar una etapa emocional. También hay que ordenar lo material con claridad.

Durante una convivencia, se crean vínculos personales, pero también económicos. Se compran bienes, se asumen deudas, se comparte un proyecto. Y cuando ese proyecto termina, es importante definir cómo se reparte todo lo construido.

Lo mejor es llegar a un acuerdo amistoso, donde ambas partes decidan con calma y justicia. Pero si eso no es posible, necesitas respaldo legal para que la liquidación del patrimonio sea transparente, segura y justa.

Asesoramos en la disolución del régimen económico tanto en matrimonios (sociedad de gananciales) como en parejas de hecho (comunidad de bienes). Analizamos tu caso, revisamos los bienes y buscamos la mejor manera de ordenar el reparto, con respeto, legalidad y sentido común.

Porque el equilibrio económico también forma parte de tu bienestar. Y porque mereces seguir adelante con certezas, no con conflictos.