Hay comisiones bancarias que no se explican. Y otras que directamente no se deberían cobrar.

Muchos bancos siguen aplicando cargos que no siempre son justificados ni transparentes. La comisión de apertura de una hipoteca o la de reclamación de posiciones deudoras son ejemplos claros. En ambos casos, puedes recuperar lo que pagaste si se demuestra que no hubo información clara o servicio real a cambio.

La comisión de apertura es una de las más habituales. Aparece al firmar tu hipoteca y puede costarte cientos o incluso miles de euros. Muchas veces se incluye sin que te expliquen claramente por qué la cobran o qué servicio justifica ese cargo. Solo está ahí. Y tú la pagas.

Pero no deberías haberlo hecho si nadie te informó de forma comprensible. Si el banco no te explicó con claridad su necesidad, su importe o su finalidad, esa comisión puede ser abusiva. Y eso significa que puedes reclamarla y recuperarla.

Lo mismo ocurre con la comisión por reclamación de posiciones deudoras. Muchas veces se cobra de forma automática si se retrasa un pago, aunque no haya ninguna gestión real por parte del banco. Son importes elevados que se suman sin justificación clara. Y eso no puede aceptarse.

Revisamos tus contratos, detectamos este tipo de cargos y gestionamos su reclamación. Porque lo que pagaste sin motivo, se puede recuperar. Y lo que no debe volver a aparecer, se puede eliminar.